EL OBJETIVO DE ESTA PÁGINA

Recuperar los Sermones de San Bernardo de Claraval para facilitar su conocimiento y divulgación. Acompañar cada sermón con una fotografía, que lo amenice, y un resumen que haga más fácil la lectura. Intentar que, al final de esta aventura intelectual, tengamos un sermón para cada día del año. Un total de 365 sermones. Evidentemente, cualquier comentario será bienvenido y publicado, salvo que su contenido sea ofensivo o esté fuera del tema.

domingo, 21 de septiembre de 2014

SOBRE EL SALMO 23


1. ¿Quién subirá al monte del Señor? Cristo subió una vez corporalmente a lo más alto de los cielos, y continúa subiendo espiritualmente en el corazón de los elegidos. Si nosotros queremos subir con él, debemos elevarnos de los valles de los vicios a los montes de las virtudes. Estos vicios son de dos clases: unos nos dañan a nosotros y otros al prójimo; a los primeros los llamamos torpezas, y crímenes a los segundos. Y todos juntos forman un valle de lágrimas, porque la vida de los pecadores debe llorarse con un río de lágrimas.
 Del valle de las torpezas se sube al monte de la castidad por la triple continencia de los miembros, de los sentidos y de los pensamientos. La primera reprime los actos, la segunda evita las miradas y la tercera agota los afectos. Y del valle de los crímenes se asciende al monte de la inocencia. La escalera es ésta: No hagas a otro lo que a ti no te agrada. Está hecha con los tres peldaños del temor: temor del que padece y no puede usar la ley del talión, temor a la autoridad del superior que puede imponer un castigo, y temor al juez interior que paga a cada uno según sus obras. Quien escala esta cumbre es justo y vive, pero, como afirma el Apóstol, debe soportar la persecución.
2. Por eso del monte de la inocencia es preciso ir al de la paciencia, que también tiene una escalera de tres peldaños. El primero es la pasión del Señor, el segundo la fortaleza de los mártires, y el tercero la grandeza del premio. Así como a los de la inocencia los llamamos peldaños del temor, a estos podemos denominarlos peldaños del pudor. Y ten muy en cuenta que este monte de la paciencia, formado por estos tres escalones es arduo, lleno de espinas y árido. Es arduo porque resulta difícil imitar la pasión del Señor; lleno de espinas, por los continuos pinchazos de las tentaciones: reveses en la fortuna, afrentas y dolores corporales, todo lo cual pone a prueba a los mártires santos. Y es árido, porque el premio no se espera recibir en esta vida, sino en la futura.
 Y después de este monte aún queda otro, el monte de los montes. Quien lo alcanza experimenta que Dios descansa en él. Escuchemos la Escritura: Puso su morada en la paz. Más también en esta montaña de la paz se levanta otra escalera, la de la caridad. Nos lo dice el Señor: Todo lo que queráis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros a ellos. Y nosotros queremos que nos recompensen, que nos perdonen y que nos den gratuitamente.

RESUMEN:
Primero nos encontramos con el valle de las torpezas, en el que hay dos tipos de vicios:
-Los que nos dañan a nosotros (torpezas).
-Los que dañan a los demás (crímines).
Entre los dos forman un río de lágrimas.

Superado  ese valle, hay cuatro montañas:
a)El monte de la castidad a donde se llega por la triple continencia de los miembros, de los sentidos y de los pensamientos. Por tanto, supera las torpezas.
b)El monte de la inocencia: se basa en la sentencia de no hacer a otros los que a ti no te gusta que te hagan. Por tanto, supera los crímenes. Debe superar los tres peldaños del temor (a la autoridad, al juez interior..). Subir a este monte entraña sufrir persecución.
c)El monte de la paciencia: debe superar los peldaños del pudor. Es un monte arduo, lleno de espinas y árido.
d)El monte de los montes: permite alcanzar la verdadera paz. Se basa en que "Todo lo que queráis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros a ellos. Y nosotros queremos que nos recompensen, que nos perdonen y que nos den gratuitamente".








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