1. Que me bese con el beso de su boca. La boca del Padre es el Hijo, pues al Hijo lo conoce sólo el Padre, y al Padre lo conoce sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar. Pero todos los que reciben esta revelación sobre el Padre o el Hijo, es obra del Espíritu Santo. Por eso, cuando Pedro dijo al Señor: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo, él le respondió: ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!-que significa hijo de la paloma-, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre del cielo.
Lo confirma también el Apóstol. Viene diciendo que ojo nunca vio, ni oreja oyó, ni hombre alguno ha imaginado lo que Dios ha preparado para los que le aman. Y añade: Pero Dios nos lo ha revelado por medio de su Espíritu. Según esto, parece que la esposa tiene la gracia del Espíritu Santo, y de eso modo comprende que el Hijo es igual al Padre. Pues no dice: "Que me bese con su boca" con lo cual se referiría al beso único del Padre, inaccesible a toda criatura por ser imposible igualarse al Padre. Sino que dice: Con el beso de tu boca. Sabemos que el beso es común al que lo da y lo recibe. Por eso, si el Padre y el Hijo se besan mutuamente, ese ósculo es, sin lugar a dudas, es Espíritu Santo.
2. Ese beso ansía la esposa al exclamar: Que me bese con el beso de su boca. Y ese es el beso que ha recibido, como lo atestigua Pablo: Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones es Espíritu de su Hijo, que grita: ¡Abba, Padre! Ese beso prometía también el Salvador al exhortar a sus discípulos a cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre del cielo dará el Espíritu bueno a los que se lo pidan?
Al estamparte ese beso, el Verbo esposo concede al alma racional el conocimiento de Dios y el amor de la virtud, y los dos labios que le besan son la virtud y la sabiduría de Dios. Sí, la sabiduría otorga conocimiento y el amor es fruto de la virtud. El alma, por su parte, también posee dos labios para besar a su esposo: son el entendimiento y la voluntad. La inteligencia capta la sabiduría y la voluntad la virtud. Si es únicamente la inteligencia quien percibe el conocimiento de la sabiduría, y la voluntad carece del amor a la virtud, el beso no es perfecto; y al contrario, si la voluntad recibe el amor y la inteligencia está vacía de conocimiento, el beso tampoco es perfecto. Unicamente es total y perfecto cuando la sabiduría ilumina la inteligencia y la virtud impulsa la voluntad.
RESUMEN
El Espíritu Santo es el beso que une al Padre y al Hijo. Los creyentes no podemos captar el contacto físico sino el beso, independiente como algo etéreo. Para captar ese beso hace falta entendimiento y voluntad. La carencia de uno de estos dos labios hará que el beso se incompleto e imperfecto.
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