EN LA OCTAVA DE LA EPIPHANÍA.
SERMÓN.
De la Circuncisión, del Bautismo, y de las palabras del Señor á San Juan: Así es razón que cumplamos nosotros toda justicia.
1. A un pueblo de dura cerviz era necesario el cuchillo, y a unos corazones de piedra con razón se debían aplicar cuchillos de piedra, como fueron aquellos, con que se refiere haber sido hecha la circuncisión por Jesús Nave. Pero nuestro Jesús, como manso Cordero, quitó toda austeridad. Señor, Cordero sois que viene con leche y lana: apartad de mi, os pido, este cuchillo; porque parece cosa dura y cruel aplicar un cuchillo de piedra a un parvulo recién nacido. Así misericordioso lo hace: la dureza que era muy congruente a los siervos duros, la conmutó en mansedumbre para los hijos; haciendo que el orín del pecado original, que apenas podía raer el cuchillo, desde ahora ya con la unción de la divina gracia, le lave el agua fácilmente. No hay que admirar pues, que según la diversidad de los tiempo se hayan mudado los sacramentos; para que se diese a los unos y a los otros lo que era congruente para ellos. Pero el mismo Christo recibió lo uno y lo otro, con el fin de juntarse como piedra angular a una y otra pared, al modo que si juntase las extremidades de dos cintas cosiéndolas entre si; como también cumplió él mismo con la Pasqua figurativa, y al punto dio principio a la verdadera.
2 Igualmente por esto quiso ser circuncidado, para mostrar, que era el Autor de la ley antigua, del mismo modo que del Evangelio, pues el que por si mismo dice: "si alguno no renaciere por el agua y el Espíritu Santo, no entrará en el reino de los Cielos". El mismo había dicho antes por su siervo: "Todo varón, cuyo cuerpo no fuere circuncidado, será exterminado de enmedio de su pueblo". Si sólo hubiera recibido el bautismo, pudiera parecer que habia rehusado la circuncisión, como que en nada le pertenecía á él. Si se hubiera circuncidado y no bautizado ¿cuando me pudiera persuadir a mi, que me bautizase, y dejase la circuncisión? Así ahora, recibiendo después de la circuncisión el bautismo, me enseñó que me atuviese yo a lo que él recibió en ultimo lugar.
3. En fin, el amante de la Comunidad y apreciador de ella, que hace habitar en su casa a los que tienen unas mismas costumbres ¿cómo dejaría la Comunidad, y escandalizaría a otros? Se escandalizarían, viendo que dejaba él de circuncidarse, así como hoy se escandalizaría la Iglesia, si viese que un niño no se bautizaba. Ni sólo quiso recomendar el bien de la vida común y uniforme, sino que quiso mostrar la humildad de recibir la venda de los llagados, el que solo estaba sin llaga. Por lo qual dice el Apóstol: Envió Dios su Hijo al mundo, nacido de una mujer, hecho bajo la ley.
4. Mas, para que no dijera alguno, que haber sido circuncidado fue precisamente voluntad de sus padres, pues él era un párvulo, ya siendo de treinta años, él mismo fué al bautismo: inclina bajo de las manos del Bautista aquella cabeza tremenda a las Potestades, adorable a los Principados. ¿Qué mucho, que se estremeciese el Bautista? ¿Quién no se estremecerla, aún a la sola idea de esto? ¡O que alta será en el juicio la cabeza, que se inclina tanto ahora! y aquella corona, que ahora parece tan humilde, ¡qué sublime, y excelsa aparecerá entonces! Dejadme, dice, ahora .porque así es razón que cumplamos nosotros toda justicia. El que vino en la plenitud del tiempo, y en quien habita la plenitud de la Divinidad nada conoce, sino lo lleno; igualmente, no vino a destruir la ley, sino a cumplirla. Hay una justicia, en tanto grado estrecha y angosta, que si apartas un punto el pie de ella, caerás en la hoya del pecado: ésta es no preferirse al igual, ni igualarse al mayor. La definición de esta justicia es dar a cada uno lo que es suyo. Hay otra, que es más extensa y amplia en el género de justicia, y es; no igualarse al que es igual, ni preferirse al que es inferior. Porque así como es grande y grave soberbia preferirse a si mismo, al igual, o igualarse al mayor, así es propio de una grande humildad mostrarse inferior al igual, o igual al inferior. Y así como es suma e intolerable soberbia preferirse al superior, así ponerse más abajo del inferior es la suma y perfecta justicia. Lo que dice San Juan: Yo soy quien debo ser bautizado por vos, pertenece a la primera, porque se humilló al que era superior; mas en lo que Christo hizo, se vé la justicia llena y perfecta, pues se inclino á las manos de un siervo suyo.
5 Vea ahora cada uno a quien imita, si a este Señor, o a aquel espíritu soberbio, que se levanta sobre todo lo que se cree o adora Dios. Procuremos Hermanos míos cumplir toda justicia porque ella es el camino por donde se llega a la alegría. La alegría es el premio y la justicia el mérito y materia de ella. De la misma manera será nuestra alegría cuando aparecerá Cristo que es nuestra vida y apareceremos nosotros también con Él en la gloria: porque Él es quien fue hecho justicia para nosotros por Dios Padre. Bienaventurados también los que ahora se alegran en la justicia y se gozan en sus conciencias, chupando miel de la piedra y aceite del peñasco durísimo. Al presente parece trabajosa la justicia: más tiempo vendrá en que con gozo y suavidad, sin fatiga alguna, se desee y posea, se ame y se perciba, pues gozaremos de la misma justicia. Más hay de aquellos que salen del verdadero camino, que dejando la justicia, buscan la alegría vana y transitoria: pues la alegría de las cosas transitorias precisamente perecerá desvaneciéndose las cosas en que se fundaba: porque así como faltando la leña falta el fuego, así faltando el mundo y todos sus atractivos, así faltará su alegría.
RESUMEN:
La circuncisión y el bautismo de Cristo fueron como una piedra angular, que une una pared a otra, la ley antigua y la nueva, o como dos cintas que se unen. Al recibir el bautismo de Juan demostró una gran humildad, pues no debemos preferirnos al igual ni igualarnos al mayor. Un grado todavía superior, que nos demostró nuestro Salvador, fue “no igualarse al igual, ni preferirse al que es inferior”.
La alegría es un premio y la justicia el mérito para llegar a ella. No debemos buscar la alegría en el mundo sino “la miel en la piedra y el aceite en el peñasco” de lo contrario nuestra alegría será un fuego que se apaga enseguida, en cuanto falta la leña, que son las efímeras alegrías del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario