SERMÓN PRIMERO
SOBRE EL MILAGRO HECHO EN LAS BODAS Y SOBRE LO QUE DICE EL SEÑOR: Y VOSOTROS SED SEMEJANTES A LOS HOMBRES QUE AGUARDAN QUE SU SEÑOR VUELVA DE LAS BODAS
1.En la lección del Santo Evangelio, Hermanos míos, hemos oído que nuestro Señor Jesu Christo fue a unas bodas. Cumplamos pues lo que en otra parte amonesta, y procuremos hacernos semejantes a los hombres que aguardan que su Señor vuelva de las bodas. Al que está con su carro en el camino o vende algo en la plaza, no les decimos ¿qué aguardáis? Puesto que ni son semejantes a los que aguardan. Pero al que vemos delante de la puerta llamar muchas veces, llamar continuamente a las ventanas, no es maravilla le preguntamos qué aguarda. Aquellos pues son semejantes a los que aguardan que no oyeron orejas sordas: Buscad tiempo y ocio y ved que soy Dios. Vendrá el Señor a los que le aguardan en verdad cual era el que decía: Yo he aguardado y no estoy cansado de aguardar al Señor. Vendrá como el que vuelve de unas bodas, embriagado del vino de la caridad y olvidado de nuestras iniquidades. Vendrá a los que le aguardan como el que vuelve de unas bodas, como un hombre valeroso a quien el vino que le ha embriagado hace más fuerte verdaderamente embriagado y olvidado de sus misericordias, porque entonces en cuanto a ellos se olvidará Dios de tener misericordia. Vendrá en ira e indignación como un furioso pero ¡ah Señor! No me reprendáis a mi con vuestro furor. Esto sea dicho no tanto por las presentes bodas sino por ocasión de ellas.
2.Pero ya sigamos en compañía de los discípulos del Señor, que va a las bodas para que viendo lo que hace creamos juntamente con ellos. Faltando el vino la madre de Jesús le dijo: no tienen vino. Tuvo compasión del sonrojo que tendrían en faltarles el vino para la mesa, como misericordiosa, como benignísima. ¿Qué habría que proceder de la fuente de piedad sino piedad? ¿Qué maravilla repito que muestren piedad las entrañas de piedad? El que tiene en su mano una manzana no conservará durante la otra parte del día el olor de la manzana? ¿Qué inclinadas dejaría a la virtud de la piedad habiendo habitado la misma piedad nueve meses en ella? Porque no sólo llenó antes su alma que su vientre sino que cuanto salió de su vientre no se apartó de su alma. Pudiera parecer un poco dura y austera la respuesta del Salvador: pero sabía bien a quien hablaba y no ignoraba ella quién hablaba. En fin para que sepas cómo tomó su respuesta o cuánto confió de la piedad de su hijo dijo a los sirvientes: observad y haced todo lo que os mandare.
3.Estaban puestas allí seis vidrias de piedra. Estas vidrias debemos poner ahora delante o más bien mostrar que están puestas ya para que se purifiquen los verdaderos judíos no según la letra, sino según la verdad, pues como la Iglesia no ha llegado todavía a la purificación perfecta, que será cuando Christo la presentará asimismo gloriosa, sin tener mancha, ni arruga, ni cosa semejante, tiene necesidad entretanto de purificaciones, así como abundan los pecados, abunde también la indulgencia, y como se multiplica la miseria se multiplique la misericordia; con la diferencia d que el favor de Dios sobrepasa los pecados, por lo que la gracia no sólo lava los pecados sino que da los méritos. Séis vidrias están puestas para los que caen en pecado después de bautismo, porque de estos somos nosotros. Nos desnudamos de la vieja túnica pero ay! Mucho peor, la volvemos a vestir; lavamos nuestros pies pero peor los hemos manchado de nuevo. Pues así como lo que había manchado otro lo lavó otro, así manchados por nosotros es necesario ser lavados por nosotros. Lavó el agua ajena a la que había manchado ajena culpa. Ni con todo eso la llamó ajena, de modo que nigue que es nuestra: de otra suerte no mancharía. Es ajena, porque todos nosotros, no sabiéndolo, pecamos en Adán,; es nuestra porque aunque en otros nosotros sin embargo pecamos. Y a nosotros se nos imputaba por justo juicio de Dios, aunque oculto. En medio de esto, para que ya no tengas hombre de qué quejarte, contra la inobediencia de Adán se te da la obediencia de Christo. Para que si de valde fuiste vendido seas también redimido de balde; si no sabiéndolo pareciste en Adán, no sabiéndolo recibas en Christo la vida. No lo supiste cuando el antiguo Adán extendió sus dañosas manos al árbol vedado, y no menos tampoco supiste, cuando Christo extendió sus inocentes manos al leño saludable. Del primer hombre vino a ti la mancha con que te entusiaste. Del costado de Christo el agua con que te lavaste. Ahora ya, manchado con tu propia culpa, igualmente habrás de limpiarte con el agua propia, pero con todo eso en aquel y por aquel Señor, que es sólo quien purifica a los hombres de los delitos.
4.La primera vidria pues, y la primera purificación consiste en la compunción de la cual leemos que dice Dios: en cualquiera hora que el pecador gimiere no me acordaré de todas sus iniquidades. La segunda es la confesión, pues en la confesión se lavan todas las cosas. La tercera la distribución de limosnas pues sobre esto tienes en el Evangelio: Dad limosnas de lo que tenéis y todas las cosas serán puras para vosotros. La cuarta el perdón de las injurias según lo que decíamos en la oración: perdonadnos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. La quinta es la purificación del cuerpo como lo pedimos en el himno que purificados por la abstinencia cantemos a Dios de gloria. La sexta es la obediencia a los preceptos como oyeron los discípulos y ojalá que lo oyéramos nosotros también: Vosotros estais limpios por las instrucciones que yo os he dado sin duda porque no eran como aquellos de quienes se dice: Mi palabra no haya entrada entre vosotros, sino que le habían obedecido al punto que escucharon sus palabras. Estas son las seis hidrias que están puestas para nuestra purificación: las cuales están vacías y llenas de aire, si se observan por vanagloria. Se llenan de agua si se guardan en el temor de Dios; porque el temor de Dios es fuente de vida. Agua, repito, es el temor de Dios aunque menos sabrosa pero que refrigera en gran manera el alma que arde en deseos dañosos. Agua es que puede apagar las saetas encendidas del enemigo. Ni disuena tampoco para la semejanza, que el agua va siempre a lo profundo y el temor lleva siempre al pensamiento a lo más bajo y se detiene en las inferiores estancias y con el pensamiento lleno de pavor registra aquellos horrendos lugares. Según aquello iré a las puertas del infierno. Pero por la virtud divina se muda en vino el agua, cuando la echa fuera la caridad perfecta.
5.Se dice que eran de piedra no tanto para manifestar su dureza sino su firmeza. Cabían dos o tres cántaros en cada una. Los dos cántaros designan un duplcado temor con que medita el hombre y teme no suceda acaso que sea arrojado al infierno; no suceda que sea acaso excluído de la vida eterna. Pero porque estas cosas están por venir y son contingentes y así se puede lisongear el alma diciendo: después que vivas algún tiempo en los deleytes harás penitencia y de ese modo ni habrás de carecer de la gloria ni perecer en el infierno, es bueno también añadir el tercero que es conocido de los Espirituales y por ser del tiempo presente es mucho más útil. Temen, pues, los que llegaron a gustar la espiritual comida, no sea acaso que alguna vez sean privados de ella, pues necesitan de un alimento fuerte los que han echado la mano a cosas fuertes. Vivan de las pajas del Egipto los que viven de las obras del barro y ladrillo; a nosotros nos es necesario alimento más fuerte, pues nos resta un largo camino que nos dé fortaleza para andar aquel manjar. El mismo es el pan de los Ángeles, el pan vivo, el pan cotidiano. Este es del que se nos prometió que recibiríamos cien veces más en este siglo. Porque si como a los jornaleros se les da la comida cada día en el trabajo, y se les reserva el salario para el fin, así el Señor dará después la vida eterna y por ahora promete cien veces más y lo dá. ¿Qué maravilla pues que tema perder esta gracia el que la llegó a conseguir? Este temor es el cántaro tercero el cual puso con disyunción porque no es de todos pues no a todos se ha prometido el céntuplo sino sólo a aquellos que lo dejaron todo.
RESUMEN:
El Señor fue a una boda. Puede volver en cualquier momento. Volverá propenso a la dureza (embriagado por la fiesta) pero la Virgen María que es pura piedad hará que su ánimo sea más compasivo. Durante la boda faltaba el vino. El agua se transforma cuando su gracia actúa sobre seis tipos de odres: compasión, confesión, limosnas, perdón, purificación y obediciencia. Gracias a ellos tiene lugar la transformación. A cada uno de esos odres se llega mediante tres tipos de cántaros. Dos de ellos están basados en el temor y son suficientes para convertir el aire en agua, pero el tercero es un manjar de espiritualidad, suficiente por si mismo, que convertirá el agua en vino y que nos hará recoger una cosecha de cien a cambio de uno.
4.La primera vidria pues, y la primera purificación consiste en la compunción de la cual leemos que dice Dios: en cualquiera hora que el pecador gimiere no me acordaré de todas sus iniquidades. La segunda es la confesión, pues en la confesión se lavan todas las cosas. La tercera la distribución de limosnas pues sobre esto tienes en el Evangelio: Dad limosnas de lo que tenéis y todas las cosas serán puras para vosotros. La cuarta el perdón de las injurias según lo que decíamos en la oración: perdonadnos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. La quinta es la purificación del cuerpo como lo pedimos en el himno que purificados por la abstinencia cantemos a Dios de gloria. La sexta es la obediencia a los preceptos como oyeron los discípulos y ojalá que lo oyéramos nosotros también: Vosotros estais limpios por las instrucciones que yo os he dado sin duda porque no eran como aquellos de quienes se dice: Mi palabra no haya entrada entre vosotros, sino que le habían obedecido al punto que escucharon sus palabras. Estas son las seis hidrias que están puestas para nuestra purificación: las cuales están vacías y llenas de aire, si se observan por vanagloria. Se llenan de agua si se guardan en el temor de Dios; porque el temor de Dios es fuente de vida. Agua, repito, es el temor de Dios aunque menos sabrosa pero que refrigera en gran manera el alma que arde en deseos dañosos. Agua es que puede apagar las saetas encendidas del enemigo. Ni disuena tampoco para la semejanza, que el agua va siempre a lo profundo y el temor lleva siempre al pensamiento a lo más bajo y se detiene en las inferiores estancias y con el pensamiento lleno de pavor registra aquellos horrendos lugares. Según aquello iré a las puertas del infierno. Pero por la virtud divina se muda en vino el agua, cuando la echa fuera la caridad perfecta.
5.Se dice que eran de piedra no tanto para manifestar su dureza sino su firmeza. Cabían dos o tres cántaros en cada una. Los dos cántaros designan un duplcado temor con que medita el hombre y teme no suceda acaso que sea arrojado al infierno; no suceda que sea acaso excluído de la vida eterna. Pero porque estas cosas están por venir y son contingentes y así se puede lisongear el alma diciendo: después que vivas algún tiempo en los deleytes harás penitencia y de ese modo ni habrás de carecer de la gloria ni perecer en el infierno, es bueno también añadir el tercero que es conocido de los Espirituales y por ser del tiempo presente es mucho más útil. Temen, pues, los que llegaron a gustar la espiritual comida, no sea acaso que alguna vez sean privados de ella, pues necesitan de un alimento fuerte los que han echado la mano a cosas fuertes. Vivan de las pajas del Egipto los que viven de las obras del barro y ladrillo; a nosotros nos es necesario alimento más fuerte, pues nos resta un largo camino que nos dé fortaleza para andar aquel manjar. El mismo es el pan de los Ángeles, el pan vivo, el pan cotidiano. Este es del que se nos prometió que recibiríamos cien veces más en este siglo. Porque si como a los jornaleros se les da la comida cada día en el trabajo, y se les reserva el salario para el fin, así el Señor dará después la vida eterna y por ahora promete cien veces más y lo dá. ¿Qué maravilla pues que tema perder esta gracia el que la llegó a conseguir? Este temor es el cántaro tercero el cual puso con disyunción porque no es de todos pues no a todos se ha prometido el céntuplo sino sólo a aquellos que lo dejaron todo.
RESUMEN:
El Señor fue a una boda. Puede volver en cualquier momento. Volverá propenso a la dureza (embriagado por la fiesta) pero la Virgen María que es pura piedad hará que su ánimo sea más compasivo. Durante la boda faltaba el vino. El agua se transforma cuando su gracia actúa sobre seis tipos de odres: compasión, confesión, limosnas, perdón, purificación y obediciencia. Gracias a ellos tiene lugar la transformación. A cada uno de esos odres se llega mediante tres tipos de cántaros. Dos de ellos están basados en el temor y son suficientes para convertir el aire en agua, pero el tercero es un manjar de espiritualidad, suficiente por si mismo, que convertirá el agua en vino y que nos hará recoger una cosecha de cien a cambio de uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario