La alabanza no es perfecta en boca del pecador. Y también desdice en boca de un pecador arrepentido, porque todavía se siente confundido con el recuerdo y la memoria de su pecado, y lo llora frecuentemente. Pero aunque su alabanza no es perfecta ni armoniosa, su confesión sí es muy útil y provechosa.
A medida que progresa en la gracia de Dios se entrega más a la labanza divina, se recrea asiduamente en ella y le absorbe de tal modo, que es lo único que le agrada. Entonces la alabanza de sus labios es digna de Dios. Así le sucede al agricultor: cuando abona los campos todo aparece cubierto de fanto y estiércol, y su labor es muy fecunda, pero muy poco agradable. En cambio, cuando recoge las gavillas, su trabajo es hermoso y placentero.
RESUMEN
La alabanza a Cristo es más grata a nuestro Señor cuando cuando progresamos espiritualmente y no tanto en las primeras fases del pecador arrepentido.
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