La comunicación del espíritu
¡Qué grande es nuestra miseria y cuán compleja nuestra indigencia! ¡Necesitamos hasta de las palabras! Lo cual incluye una doble muestra: la realidad normal de necesitarlas para comunicarnos unos con otros, y lo más asombrosa de necesitarlas para con nosotros mismos. Nadie conoce la intimidad del hombre excepto el espíritu del hombre que está dentro de él. Se ha abierto un gran abismo entre nosotros, y sólo por medio de las palabras se puede realizar el intercambio de ccorazones comunicándonos los pensamientos. ¿Quién ignora que las palabras se han inventado para cubrir esta necesidad?
Hasta para hablarnos a nosotros mismos necesitamos la palabra. ¿No está sometida sólo a Dios, alma mía? Eso se pregunta el Profeta y añade: De él viene mi salvación. ¿Y quién no siente la frecuente necesidad de interpelar su alma, dirigirse a su razón y evocar sus afectos? ¿Quién no necesita a menudo reconciliarse consigo mismo a base de palabras, increparse con amenazas, requerirse con advertencias y apremiarse con acusaciones? Incluso nos conviene acudir al raciocinio para convencernos, y decirnos por ejemplo: De él viene mi salvación. O consolarnos alguna vez con frases como ésta: ¿por qué te acongojas, alma mía; por qué te me turbas? O estimularse a sí mismo decir: Alaba, alma mía, al Señor. O amonestarse atentamente de vez en cuando sobare lo que conviene hacer, de este modo: Bendice ,alma mía, al Señor y no olvides sus beneficios.
Mi corazón me ha abandonado y necesito hablarme a mi mismo, o más bien hablarme como a un otro. Y esto, de momento con tanta más frecuencia cuanto menos vivo dentro de mi corazón, dentro de mí y unido a mí mismo. Cuando formemos todos juntos el hombre perfecto, tampoco necesitaremos usar la palabra unos con otros. Entonces las lenguas cesarán y será inútil todo intérprete, porqaue el único Mediador suprimirá todas las distancias con el amor, y seremos todos una realidad en aquellos que son verdadera y eternamente uno: Dios Padre y Jesucristo el Señor.
RESUMEN
La palabra nos sirve para comunicarnos entre nosotros y también para hacerlo con los demás. Nuestro Espíritu es el que verdaderamente nos conoce y somos tan miserables que necesitamos de la palabra para comunicarnos con nosotros mismos. Algún día seremos puro espíritu y ni las palabras serán necesarias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario