EL OBJETIVO DE ESTA PÁGINA

Recuperar los Sermones de San Bernardo de Claraval para facilitar su conocimiento y divulgación. Acompañar cada sermón con una fotografía, que lo amenice, y un resumen que haga más fácil la lectura. Intentar que, al final de esta aventura intelectual, tengamos un sermón para cada día del año. Un total de 365 sermones. Evidentemente, cualquier comentario será bienvenido y publicado, salvo que su contenido sea ofensivo o esté fuera del tema.

viernes, 15 de agosto de 2014

SERMÓN SEXTO DE LA ASUNCIÓN




La plenitud de gracia de María implica tres cosas

 Salve, María, llena de gracia. La virginidad por sí sola no manifiesta la plenitud de la gracia. Por otra parte, no todos reciben este don. Dichosos los que no han manchado su ropa y están orgullosos, como nuestra Reina, de su virginidad. Pero, Señora, ¿sólo tienes una bendición? Bendíceme también a mí. Perdí para siempre aquella virtud y ya no puedo aspirar a ella. Me he podrido en mi propio estiércol y soy un auténtico animal. ¿Es que ya no tienes nada para mi? ¿Estoy condenado a vivir alejado de ti, porque no puedo seguirte a donde quiera que vayas? El Ángel busca a la muchacha que el Señor ha destinado para el hijo de su amo. Éste bebe de su cántaro y queda satisfecho de su propiedad natural. ¿Y no abrevas también a los camellos? Bebe el Ángel, porque no conoces varón; pues que beban también los camellos y participen así del triunfo de tu humildad. El Señor se ha fijado en su humilde esclava. La virginidad sin la humildad tiene de qué gloriarse, mas no delante de Dios. El sublime se fija siempre en el humilde y al soberbio lo trata a distancia. Concede gracia a los humildes y se enfrenta con los arrogantes. 
 Veo que tu tinaja no se ha llenado todavía con estas dos medidas. Se le puede añadir una más, y así, además del Ángel y los camellos podrá beber también el maestresala. Este buen vino que hemos guardado hasta ahora lo saca el Ángel para llevárselo al maestresala. Me refiero al Padre, que es el principio de la Trinidad y merece el nombre de maestresala. Así lo dice el Ángel, al ensalzar la fecundidad de María, que viene a ser la tercera medida: El que va a nacer de ti santo, será llamado Hijo de Dios, como si quisiera decir: Tú y él engendráis al mismo Hijo. 
RESUMEN
La pureza no debe ir unida a la soberbia sino a la humildad, de forma que también los seres imperfectos y los muy perfectos puedan gozar de ella. Este maravilloso vino debe ser compartido por todos con la mayor humildad. 

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