EL OBJETIVO DE ESTA PÁGINA

Recuperar los Sermones de San Bernardo de Claraval para facilitar su conocimiento y divulgación. Acompañar cada sermón con una fotografía, que lo amenice, y un resumen que haga más fácil la lectura. Intentar que, al final de esta aventura intelectual, tengamos un sermón para cada día del año. Un total de 365 sermones. Evidentemente, cualquier comentario será bienvenido y publicado, salvo que su contenido sea ofensivo o esté fuera del tema.

miércoles, 16 de abril de 2014

SERMÓN TERCERO SEMANA SANTA: SOBRE CINCO DÍAS: EL DE LA PROCESIÓN, LA CENA, LA PASIÓN, LA SEPULTURA Y LA RESURRECCIÓN


SERMÓN TERCERO SEMANA SANTA: SOBRE CINCO DÍAS: EL DE LA PROCESIÓN, LA CENA, LA PASIÓN, LA SEPULTURA Y LA RESURRECCIÓN

1.Dios ha dispuesto todo con peso, número y medida. Pero de modo más particular aquellos tiempos en que apareció en el mundo y vivió entre los hombres. Todo cuanto entonces hizo, habló o padeció lo ordenó de tal manera, que cada momento y todos los detalles estaban colmados de gracia y de misterio. Pero los días más insignes son los cuatro que ya están próximos y el que hoy celebramos, es decir: el día de la procesión, el de la cena, el de la Pasión, el de la sepultura y el de la resurrección. Son unos días gloriosos y los más extraordinarios de todos.
 En el primero se dignó aceptar el honor de los hombres y quiso entrar en Jerusalén entre el alborozo y la alegría de todo el mundo; además no lo hizo a pie, como siempre lo había hecho, sino montado en un jumento. Fue el preámbulo de la Pasión, pues la envidia de los sacerdotes llegó al colmo. En otra ocasión se nos dice que la multitud quería llevárselo y proclamarlo rey, y él se retiró al monte. Ahora no le buscan y es él mismo quien se presenta para ser recibido y proclamado por ellos como rey de Israel. Y no hay duda que los estimulaba interiormente para que le glorificaran con todo entusiasmo.
 Lo mismo ocurrió con su Pasión. Más de una vez huyó y se escondió de los judíos, y llegó a no querer presentarse públicamente en Judea porque los judíos trataban de matarle. Más, cuando llegó su hora, como podía hacerlo, él mismo se entregó a la muerte. Era conveniente que nuestro Pontífice fuera probado en todo igual que nosotros, excluido el pecado. Si era un hombre verdadero debía evitar o aceptar oportunamente las prosperidades y adversidades de los hombres, para darnos un ejemplo eficaz de todo. La templanza tiende a rechazar los aplausos de las gentes y las riquezas del mundo; pero la justicia, a veces, los admite con la debida prudencia. En algunas circunstancias debemos huir de la persecución y desgracias temporales, según las circunstancias de tiempo y lugar; pero cuando es necesario se  deben sufrir varonilmente.
2.La vida humana está amasada de prosperidad y adversidad. Y la virtud estriba en aquellas cuatro especies que todos conocen. Por eso convenía que aquel en quien residía plenamente la virtud, practicara toda la virtud y demostrara que sabía vivir en la abundancia y en la escasez. La Sabiduría no es de esas que se pierden en la prosperidad: ni la Virtud de Dios sucumbe ante la contrariedad. El texto sagrado dice que la prosperidad da muerte a los insensatos, no a los demás; y que la contrariedad acaba con los blandengues.
¡Pero con qué modestia recibió Jesús esta gloria! No hace la entrada triunfal con caballos y carrozas, sino en un pollino. Y dijo: Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita. La necesidad por excelencia era realizar la salvación. Dios vino a salvar a hombres y animales, derrochando su misericordia. Esta compasión conforta nuestras almas al principio de nuestra conversión, para que nuestro primer hijo nazca de la esclava.
 Por orden del Señor queda libre el que antes estaba atado, porque no podía o no quería practicar el bien: o estaba tan amarrado con las dos cuerdas, que ni quería ni podía. No sabe complacerse todavía en el Señor de una manera más pura. Ahora está persuadido que a Dios le agrada lo que hace, y se consuela pensando que necesita en cierto modo de él. Poco a poco le dominará el afecto de cumplir su deber y temerá ser ingrato a tantos beneficios, repitiéndose que es un siervo inútil y que Dios no necesita nada de lo suyo. Este es el amor verdadero y auténtico, éste es el hijo de la libre con el cual no puede compartir la herencia el hijo de la esclava. Esto ocurre en la procesión.
3.Pero antes de la Pasión este entrañable padre de familia quiso ofrecer un banquete a sus domésticos. ¡Y cuanto brilló también aquí el amor y la bondad del Salvador! Había amado a los suyos y los amó hasta el extremo. Escuchémosle: ¡Cuánto he deseado cenar con vosotros esta Pascua antes de mi Pasión! Sí, era muy conveniente. Satanás los había reclamado para cribarlos como trigo y necesitaban estar muy bien reconfortados. Si a pesar de haberse alimentado casi desmayaron, ¿qué hubieran hecho en ayunas? Por eso murieron sus cuerpos y más aún sus espíritus. A ellos no les esperaba la muerte corporal sino la tentación espiritual. El único en pasar de esta vida sería él. Esta víctima fue la única eficaz y suficiente, y no convenía que Pedro, Santiago o Juan padecieran con Cristo para salvar a los hombres. Y aún cuando dos malhechores fueron crucificados con él, nadie podía pensar que suplían un sacrificio insuficiente.
4.¿Cuántos panes repartió en la cena a los apóstoles? Yo creo que cinco. Mi alimento, ha dicho, es cumplir la voluntad de mi Padre. Es un auténtico manjar, más para el corazón. ¿Hay algo que reanime y vigorice tanto, el corazón del hombre, o que lo sostenga y aliente en las dificultades, como cumplir la voluntad de Dios, y digerirla con las entrañas del alma, es decir, en la conciencia? ¿Quién ignora que las exhortaciones divinas, el consuelo de sus promesas y las lágrimas de los que oran son panes sabrosos para el corazón? Unicamente el que tiene agostado el corazón por haber olvidado comer su pan. De manera especial la carne del Señor es una verdadera comida. Una comida que da vida, un pan bajado del cielo.
 Si lo observas con atención, nada de esto falló en esta cena tan solemne del Señor. Todavía estaban reunidos los discípulos y él se levantó de la mesa, se ciñó una toalla, echó agua en una jofaina y se puso a lavar y secar los pies a los discípulos. Esto no procede de de carne ni de la sangre, sino de la voluntad del Padre y del deseo de santificarnos. Así se lo dice a Pedro, que se negaba rotundamente: Si no te dejas lavar, no tienes nada que ver conmigo. Y en otro momento nos dice: Al que se acerca a mi no lo echo fuera; porque no he bajado del cielo para hacer mi voluntad, sino el designio del que me envió.
 A este ejemplo que acaba de darnos les añade, cómo él suele hacer, unas palabras de exhortación. Y en ese largo discurso procura confortarlos y reanimarlos de cara a la Pasión ya inminente con las magníficas promesas de la resurrección, de la venida del Consolador, de la firme esperanza de ellos y de que un día se los llevaría con él.
 Unos momentos después se puso a orar, y entrado en agonía insistió por tres veces en la oración. Allí no sólo lloró con los ojos, sino con todos los miembros de su cuerpo, para purificar al cuerpo total de su Iglesia con las lágrimas de todo su cuerpo. Y sobre el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre, nadie ignora que este manjar tan exquisito y extraordinario se presentó por vez primera en ese día, y en ese mismo día se recomendó y mandó recibirlo con frecuencia.
5.A continuación viene el día de la pasión. En ella salvó al hombre entero y se entregó íntegramente como hostia de salvación. Su Cuerpo estaba lleno de injurias y atroces tormentos, mientras su alma estaba saturada de dos sentimientos igualmente tiernos y compasivos: uno por la inconsolable tristeza de las santas mujeres y el otro por la desesperación y dispersión de los discípulos. Estas cuatro cosas sufrió el Señor en la cruz y todo lo sufrió por nosotros. Se compadeció de nosotros con un amor infinito.
 Pero todo lo que se refería a él tuvo fin, como él mismo dijo a las mujeres que lloraban. El fin más rápido y glorioso que podemos imaginar: primeramente el descanso, y después la resurrección. Si nos esforzamos también nosotros por entrar en ese descanso, contentos con soportar muchas tribulaciones. Mientras sufrimos la tribulación sólo deseamos que llegue el descanso, y nos parece lo más grande del mundo. Pero ni siquiera en ese descanso conseguiremos el descanso, porque estaremos ansiosos de la gloria y desearemos la resurrección.
 Cierto, dice el Espíritu: podrán descansar de sus trabajos. Descansan en el trabajo los que mueren en el Señor; pero sus gritos no cesan. Debajo del trono de Dios están gritando las almas de los degollados. No sienten ninguna molestia, pero todavía no poseen el gozo completo, hasta que el descanso dé paso a la resurrección y el sábado culmine en la Pascua. Amén.
RESUMEN
En la descripción de la procesión vuelve al concepto de la alternancia entre prosperidad y adversidad. A continuación hace una descripción épica y extremadamente poética de la pasión de Jesucristo. No culmina en el sosiego del final de la pasión sino que tras las injurias hemos de seguir hasta la liberación completa de la resurrección, compartiendo el cuerpo místico de Cristo.

1 comentario:

  1. Todos los bonitos textos que encontramos alrededor de la Pasion y Muerte de Cristo , son indicadores de la Historia del Mundo tambien, hay debates, pues al crear la Iglesia, eJesus se dignificaba por su Humildad y Grandeza a la vez, y aquella ultima Cena, en la que ya habla de como uno de los Apostoles, le entregara!
    Y como Pedro, le negara tres veces, como le habia anunciado, anteriormente!
    Bellisimo texto!
    Gracias por compartirlo Isabel!

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