EL OBJETIVO DE ESTA PÁGINA

Recuperar los Sermones de San Bernardo de Claraval para facilitar su conocimiento y divulgación. Acompañar cada sermón con una fotografía, que lo amenice, y un resumen que haga más fácil la lectura. Intentar que, al final de esta aventura intelectual, tengamos un sermón para cada día del año. Un total de 365 sermones. Evidentemente, cualquier comentario será bienvenido y publicado, salvo que su contenido sea ofensivo o esté fuera del tema.

miércoles, 20 de enero de 2021

LAS CUATRO ETAPAS QUE RECORREN LOS ELEGIDOS


 

1. El progreso de los elegidos está marcado por cuaro etapas bien definidas. Primeramente cada uno se hace amigo de su alma; después se hace amigo de la justicia; a continuación de la sabiduría; y finalmente, llega a ser sabio. 

 En el primer paso evita cuanto puede dañar a su alma y ama cuanto le puede agradar. Le horroriza el infierno y ansia el cielo. De ese modo puede cumplir aquel precepto divino que recibió en su primera conversión: Amarás al prójimo como a ti mismo. Pues mientras vive dominado por la carne, le es imposible; y le resulta fácil cuando se guía por el Espíritu de Dios. ¿Qué gana el hombre con que su prójimo arda en el infierno? ¿O que pierde si le acompaña en el paraíso? La herencia del paraíso no es como esas otras que disminuye al compartirla muchos. Así pues, ama de verdad a su prójimo el que no le desea ningún sufrimiento, como tampoco lo quiere para sí; y le desea la posesión del cielo como lo desea para sí mismo. 

 Pero ¿Podrá acaso el espíritu humano, por sí mismo, espantarse del infierno y mirar al cielo? Ciertamente lo podrá guiado por el espíritu de aquel a quien se dice esta palabra: Si escalo el cielo, allí estás tú, etc. El espíritu de sabiduría está presente en todas partes y conoce cuanto ocurre en el cielo y en el infierno. Cuando llena el espíritu humano le infunde temor por las penas del infierno y el amor de lo celestial; y así consigue que se ame a sí mismo, y le dice: Compadécete de ti mismo agradando a Dios. En una palabra, se comienza por amarse uno a sí mismo, y después al prójimo. Porque no se dice: "Te amarás a ti mismo como al prójimo", sino amarás al prójimo como a ti mismo. He aquí cómo llega a ser amante de su alma por medio del Espíritu Santo que ha recibido por la fe.

2. En lugar de quedarse ya satisfecho con este don recibido, debe aspirar a otros mayores y progresar hacia lo mejor. Ya vive por el Espíritu, y el Apóstol le dice que, si vivimos el Espíritu, caminemos con el Espíritu. Y en otro lugar añade: Nosotros que llevamos todos la cara descubierta y reflejamos la gloria del Señor, nos vamos transformando en su imagen con claridad creciente, bajo el influjo del Espíritu del Señor. Eso mismo parece pensar el salmista sobre los santos: El legislador les dará la bendición y caminarán de victoria en victoria. 

 Camine también este a quien nos referimos. Avance y progrese hasta llegar al cuarto grado. Allí, sin duda alguna, será ya sabio y verá a Dios en Sión. Por todo cuanto he dicho, el que ama rectamente su alma amará también la justicia. Pues, en caso contrario, si ama la iniquidad, odia y no ama su alma. 

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