EL OBJETIVO DE ESTA PÁGINA

Recuperar los Sermones de San Bernardo de Claraval para facilitar su conocimiento y divulgación. Acompañar cada sermón con una fotografía, que lo amenice, y un resumen que haga más fácil la lectura. Intentar que, al final de esta aventura intelectual, tengamos un sermón para cada día del año. Un total de 365 sermones. Evidentemente, cualquier comentario será bienvenido y publicado, salvo que su contenido sea ofensivo o esté fuera del tema.

viernes, 12 de septiembre de 2014

¡CUIDADO CON LOS APLAUSOS HUMANOS!

 Si encuentras miel como lo justo, no sea que te hartes y la vomites. Podemos traducir con mucha propiedad la palabra miel por el halago de los aplausos humanos. Y con toda razón se nos recomienda no abstenernos completamente de este alimento, sino de tomarla con exceso. Porque a veces nos resulta provechoso recibir alabanzas humanas, esto es, cuando actuamos por amor fraterno y el bien de los demás, pues de este modo nos resulta más llevadero. Manteniendo esta sobriedad, no peligra el uso moderado de esta miel. Todo lo que pasa de ahí es malo y pernicioso.
 Efectivamente, come demasiada miel quien se vuelva a ella con ansiedad y se hincha, se ceba y satura de los halagos y gloria mundana. El Profeta santo pide al Señor que le libre de ello, expresando este favor humano no con la metáfora de la miel, sino con otra muy semejante, la del aceite. Que el ungüento del impío no perfume mi cabeza.
 ¿Quieres saber cuándo vomita este desenfrenado devorador de miel lo que ha comido hasta saciarse y sin moderación? Cuando oiga que otro cualquiera recibe alabanzas, él se retorcerá de envidia; y entonces esos aplausos que tragaba sin otra finalidad que la de regodearse en la lisonja humana, los vomitará con una angustia semejante al horrendo placer con que los devoró. El espíritu que se entrega a la vanidad y que se hincha de arrogancia, sólo ve desprecios en las alabanzas que reciben los demás. 
RESUMEN
Las alabanzas (la miel) no son negativas pues nos estimulan en nuestra labor. La señal de que no son adecuadas, es cuando las alabanzas que reciben los demás nos produce envidia. Esa sensación hace de la ingesta, y del rechazo de la alabanza ajena, algo parecido al vómito. 

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