EL OBJETIVO DE ESTA PÁGINA

Recuperar los Sermones de San Bernardo de Claraval para facilitar su conocimiento y divulgación. Acompañar cada sermón con una fotografía, que lo amenice, y un resumen que haga más fácil la lectura. Intentar que, al final de esta aventura intelectual, tengamos un sermón para cada día del año. Un total de 365 sermones. Evidentemente, cualquier comentario será bienvenido y publicado, salvo que su contenido sea ofensivo o esté fuera del tema.

jueves, 17 de diciembre de 2020

LA MADERA, EL HENO Y LA PAJA


Hermanos, en ninguna parte hay seguridad: ni en el cielo, ni en el paraíso, y mucho menos en el mundo. El ángel cayó en el cielo arrojado de la presencia de Dios; Adán abandonó en el paraíso el jardín de las delicias; y Judas, en este mundo, fue excluido de la escuela del Salvador. Digo esto para que nadie alardee de vivir en este lugar, del que se dice: "este lugar es santo". Pues no es el lugar el que santifica a los hombres, sino los hombres el lugar. 
 Entre nosotros se dan tres clases de personas que están muy poco acordes con la Orden y con el hombre que abraza este camino. Unos comenzaron bien y desfallecieron muy pronto. Otros nunca comenzaron, sino que se instalaron en una vida muelle y así siguen. Y otros son víctimas de un  espíritu de ligereza: lentos para escuchar, prontos para hablar y muy dispuestos a contar ampliamente lo que hacen, si es que hacen algo. ¿Rechazará Dios a todos estos? No. Si permanecen unidos al cimiento se salvarán, pero a través del fuego. ¿De qué fuego? Escuchemos al Apóstol: Nadie puede poner un cimiento diferente del ya puesto, que es Jesús el Mesías. Pero encima de ese cimiento puede uno edificar con madera, heo, o paja; su obra se perderá, él en cambio saldrá con vida, pero a través del fuego. 
 El fundamento es Cristo; la madera es frágil, el heno inconsistente y la paja voluble. La madera simboliza a los que comenzaron con valor, pero cascan y no vuelven a integrarse. El heno representa a los que se instalan en una espantosa molicie y son incapaces de poner la punta del dedo, como suele decirse, en los trabajos arduos. Y la paja es figuras de los que giran víctimas de la veleidad, y nunca permanecen en el mismo estado. 
  Debemos temer de todos estos, pero sin perder la esperanza, porque si tienen a Cristo por cimiento, es decir, si acaban la vida en este camino, se salvarán, aunque sea pasando por el fuego. Y es que el fuego tiene tres elementos: humo, luz y calor. El humo excita las lágrimas, la luz ilumina las cosas que están cerca y el calor abrasa.
 En consecuencia, estas personas deben tener el humo en el espíritu, es decir, arrepentirse de ser tibios, indolentes e inconstantes y de que contribuyen a perturbar y arruinar la Orden. Por otra parte deben tener luz en la boca, o sea, manifestarse y llorar en la confesión tal y como se ven en su conciencia. Que la conciencia aguijonee la lengua, y ésta condene a la conciencia. Y es también necesario que sientan el ardor en su cuerpo, esto es, el tormento de la penitencia; no excesivamente, pero sí algo. ¿Crees que va a rechazar a los que así se arrepienten de corazón, se confiesan oralmente y sufren en su cuerpo, el que desea que todos se salven y que nadie se pierda?
 Hay también otros que edifican sobre este cimiento con plata, oro y piedras preciosas. Comienzan con ardor, continúan con más ardor y acaban abrasador de ardor; no se fijan en las posibilidades de la carne, sino en los deseos del espíritu.
RESUMEN
La madera simboliza a los que comenzaron con valor, pero  se hunden y  vuelven a integrarse. El heno representa a los que se instalan en una espantosa molicie. Y la paja son  los que giran víctimas de la veleidad, y nunca permanecen en el mismo estado. Se salvarán si pasan por el fuego del espíritu. Y es que el fuego tiene tres elementos: humo, luz y calor. El humo excita las lágrimas, la luz ilumina las cosas que están cerca y el calor abrasa.

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