viernes, 1 de enero de 2021

DOS PELIGROS QUE AMENAZAN A LOS QUE AYUNAN


Tú, cuando ayunes, úngete la cabeza y lávate la cara. El Señor dijo esto para indicar las dos faltas en que suelen incurrir los que ayunan: la vanagloria y la impaciencia. Al mandarnos lavar la cara nos pide conservar una intención pura, pues así como el rostro manifiesta la belleza corporal, también la intención refleja el encanto de lo que hace el alma. 
 Y con el detalle de ungir la cabeza o suavizar todo lo áspero, nos prescribe mantener la dulzura de espíritu durante el ayuno. Nuestra intención es pura si en todas nuestras acciones buscamos la gloria de Dios, la utilidad del prójimo o el bien de nuestra conciencia. 

RESUMEN
Cuando ayunemos debemos pensar que la intención del mismo sea honesta y, en segundo lugar, comportarnos con dulzura y no ásperamente. 

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