martes, 5 de enero de 2021

UN TRIPLE CORAZÓN


Acérquese el hombre a un corazón elevado, y Dios será ensalzado. Existe el corazón elevado, el ínfimo y el intermedio. El Profeta dice: Rebeldes, volved a vuestro corazón. La primera aproximación es la del siervo rebelde a un corazón ínfimo, al cual se acerca por el juicio. La segunda es la del mercenario a un corazón intermedio, y se realiza por la llamada del consejo. La tercera es la del hijo a un corazón elevado, y es el deseo quien lo eleva.
 Entonces es ensalzado Dios, esto es, se muestra muy por encima del corazón, porque la razón es incapaz de comprenderle y sólo es posible desearlo por los afectos y el amor.
 Observa que estos acercamientos o ascensos se realizan en el corazón. Por eso dice el Profeta: Aunque vivía en este valle de lágrimas se ha decidido a elevarse en su corazón. Algunas veces, en cambio, el hombre interior supera la razón es el éxtasis del espíritu.
 En consecuencia, podemos decir que esta subida tiene cuatro etapas: la primera es hacia el corazón, la segunda en el corazón, la tercera desde el corazón y la cuarta por encima del corazón. La primera consiste en temer a Dios, la segunda en escucharle como consejero. La tercera en desearle como a esposo y la cuarta en verle como a Dios.

RESUMEN Y COMENTARIO

Cuando hablamos del corazón estamos hablando de emociones. Nuestra vida espiritual está regida por ellas y superan al raciocinio, a la inteligencia humana capaz de comprender el Universo. El hombre que asciende emocionalmente, en su búsqueda de Dios, pasa por cuatro etapas:
1. La primera es hacia el corazón y consiste en temer a Dios.
2. La segunda es en el corazón y consiste en escucharle como consejero.
3. La tercera es desde el corazón y consiste en desearle como esposo.
4. La cuarta es por encima del corazón y consiste en verle como a Dios.
También podríamos hablar de un corazón ínfimo (basado en el juicio o raciocinio), un corazón intermedio (basado en el consejo) y un corazón elevado (basado en el deseo de Dios).
En cualquier caso somos emoción espiritual y debemos profundizar en ella como camino hacia nuestro Señor.




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